XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Amigos de verano

Paco Moreno, 15 años

                  Colegio Iale (Valencia)    

Aunque acababan de empezar las clases (nuevas asignaturas, deberes, la amenaza de exámenes constantes, libros obligatorios para leer…), José estaba deseando volver a encontrarse con Ana, ya que el último verano había sido el primero que no habían pasado juntos desde que se conocieron, razón por la que se dieron un largo abrazo en cuanto se encontraron.

—Estas vacaciones te he echado mucho de menos. Ha sido verte y volver a vivir, en un instante, la alegría de los meses de agosto, todos juntos, en la playa -le confesó el muchacho.

Ana estaba distinta. Había algo extraño en su gesto, como si de pronto hubiese dejado de ser una adolescente. Parecía otra persona, una mujer adulta.

—Jamás pensé que algo así podría pasarte –le dijo José-. Estoy conmovido desde que me diste la noticia. Ha debido de ser muy duro para ti.

—Al menos, mi familia me apoya. Y saber que puedo contar contigo, con toda la pandilla, me hace sentir mucho mejor –reconoció Ana con un hilo de voz.

—Claro que puedes contar con nosotros. Créeme; esto hará nuestra amistad mucho más fuerte –afirmó, tratando de transmitir algo de seguridad a su amiga.

—Gracias. Necesitaba oírlo -sollozó.

Estuvieron hablando mucho rato. Le explicó cómo había tenido que dejar a medias los estudios a causa de lo que le estaba pasando, pero que le encantaría regresar al colegio en cuanto le fuera posible. Además, tenía ganas de volver a relacionarse con gente de su edad, ya que la situación que vivía le exigía una fortaleza y una madurez que en ocasiones la desbordaban. Pero a pesar de sus diecisiete años, había decidido afrontar la realidad desde el momento en el que se enteró de que su vida iba a cambiar por completo.

—Bueno… ha llegado el momento -le dijo él algo nervioso-.

Fue a ponerse en pie cuando volvió a mirarla.

—Una última cosa. Me alegro de que hayas dicho sí a la vida.

—Ven conmigo -Ana le cogió de la mano y con la sonrisa más tierna del mundo, lo acercó delicadamente a la cuna-. Te presento a Gabriel, mi hijo.