XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

Felicidad y trabajo 

Lucia Mañas, 16 años 

Colegio IALE (Valencia) 

Muchos adultos nos hablan de un mundo perfecto, al que conquistaremos si seguimos los pasos impuestos por el sistema. <<Da lo mejor de ti y realizarás tu sueño>>, proclaman. <<Pero nadie dijo que fuese fácil>>, recalcan, haciéndonos ver que las personas que no han alcanzado el éxito son fracasados, irresponsables que no se han esforzado lo suficiente.

Desde pequeños nos hablan de la importancia de alimentar nuestro currículum con todo tipo de idiomas y habilidades extraescolares, para que desde ahí podamos competir por un puesto de trabajo exclusivo, diseñado para triunfadores, al que solo pueden aspirar unos pocos candidatos.

Por eso hoy es necesario que tengamos en cuenta que más de la mitad de los jóvenes españoles no se sienten capaces de encontrar un trabajo, lo que deja muy atrás esa quimera del mundo ideal y nos muestra la realidad de la brecha entre lo que el sistema educativo nos enseña y lo que demanda un mercado laboral en franco retroceso.

Necesitamos un sistema educativo que no evalúe a todas las personas por igual, según un patrón establecido, ya que cada persona es diferente. Quizá el colegio y el instituto deberían insistir más en nuestras habilidades sociales, para que aprendamos a conjugar el respeto, el amor propio, la inteligencia emocional… Es decir, que no solo nos evalúen de capacidades cognitivas medidas según unos test.

Quizá yo no llegue a tiempo, ya que el año que viene me juego parte de mi futuro, el ser o no ser una “fracasada” según lo dictamine la calificación de unos cuantos exámenes en los que se resumirán mis dieciocho primeros años de aprendizaje, pero deseo poder mirar a otras generaciones para comprobar que, en un futuro no muy lejano, habrá habido un cambio.

Mi objetivo en la vida es alcanzar el éxito personal. También el laboral, claro, pero cuidando mis relaciones afectivas. Alguien que sabe querer no será nunca un fracasado, tenga su trabajo mayor o menor importancia. Por eso desarrollar vínculos afectivos sanos nos permite crecer en autoestima y sentirnos capaces de lograr todo aquello que nos propongamos.