XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

La cafetería

Irene Cánovas, 16 años

                 Colegio Iale (Valencia)  

La cafetería está llena de gente.

Encima de mi mesa hay una taza de café y mi iPad. Cojo la taza, me la acerco a la boca y le doy un pequeño sorbo. Con la mano izquierda sigo manejando el iPad (leo el periódico, contemplo fotos, comento estados de las redes sociales, etc.).

Levanto la mirada e inspecciono el lugar. El único sonido que llena la cafetería es un repetido “clic”, una melodía electrónica o la vibración de un teléfono móvil. Mi amiga, que se sienta enfrente de mí, es de las que está con su móvil, probablemente utilizando el whatsapp, manteniendo varias conversaciones a la vez. Miro a mi derecha. Hay una pareja. Él está pasando páginas en su tablet y ella mueve ágilmente los dedos por la pantalla de su móvil de última generación. Todos aprovechamos la wifi de libre acceso. En el resto de las mesas, la situación es parecida: algunos clientes están con los cascos puestos, casi todos hipnotizados por un aparato.

Nadie conversa. Nadie se mira. Me da miedo romper semejante armonía. Apenas se escucha alguna cucharilla contra la loza, mientras da vueltas para disolver un azucarillo.

Levanto tímidamente la mano. Quiero pasar desapercibida al resto de los clientes. Pido, en voz baja:

-La cuenta, por favor.

Me llegan las campanillas de la máquina registradora mientras la camarera desliza un dedo por la pantalla: Mesa 7, pedido 4937, consumición total...

Me entrega el tique y sonríe.

Vuelve a reinar el silencio.

Todos tan cerca, todos tan lejos.