IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

La dama

José María Bernués, 17 años

                Colegio Mulhacén (Granada)  

Una gélida brisa agitaba los pinos del bosque, que dejaban caer la nieve de sus ramas. Los animales guardaban silencio, a excepción de los lobos. Una hermosa mujer vestida de negro y encapuchada, caminaba descalza sobre la nieve. Recitaba versos en una lengua desconocida y los lobos, al verla, se callaban. El viento se detenía al rozarla, la nieve a su paso se derretía y los pajarillos caían muertos.

La dama llegó a un lago cubierto por una fina capa de hielo, cuya transparencia dejaba a la vista cientos de cuerpos sepultados en las aguas con expresiones de horror en el rostro. Pero ella caminaba sobre el espejo helado, mirando al frente y entonando versos sin pausa.

Un joven que estaba cazando la vio. Se escondió detrás de un árbol para espiarla.

-Ven aquí –le ordenó.

El muchacho salió asustado, con el arco apretado con ambas manos.

-Nunca te había visto por aquí, ¿quién eres? –le preguntó.

-Nadie me conoce ni sabe a dónde voy. Nadie conoce los cantos antiguos que recito. ¿Qué interés tienes tú?

El joven se estremeció. Guardó silencio mientras observaba los ojos de la mujer, sus dientes como de mármol al abrirse su boca en una sonrisa.

-Y tú, chico, ¿quién eres?

-Me llamo Gabriel. Vivo solo en una pequeña cabaña, cerca de aquí -. Bajó la voz-. Mi familia murió.

-Pero aún te queda mucha vida por delante.

-Ojalá, aunque les echo de menos.

Se mostró compasiva con el cazador.

-Acompáñame. Te enseñaré mis versosy, a cambio, me guiarás hacia mi destino.

Comenzaron a caminar. La dama unió las manos, tersas y suaves y bajó la cabeza, ocultando su hermoso rostro con la capucha. Entonó de nuevo el poema, del que el muchacho no entendía una sola palabra.

-¿En qué idioma recitas? ¿Acaso es latín?... ¿Griego?...

-Es una lengua olvidada. Ni en los pergaminos más antiguos puede hallarse siquiera una frase en este idioma.

-¿Por qué?

-Al mundo no le interesa. Incluso los animales se asustan cuando lo oyen, a pesar de que el viento se calme al escucharme.

-¿Qué es eso de que el mundo no quiere que se extienda?

La mujer se detuvo, se quitó la capucha y le dejo ver su cara iluminada levemente por el sol. Sus cabellos dorados resplandecían, resaltando su mirada azul y glacial.

-El mundo tiene miedo. Dicen que un ser horrible, mitad hombre mitad bestia, inventó el primer alfabeto de la Historia. Este alfabeto fue tachado de oscuro, de ser usado por brujas. Por tanto, se perdió con el paso del tiempo.

-Entiendo… Pero tú, ¿cómo es que lo conoces?

La dama misteriosa dejó escapar una breve risa a la que siguió un estertor gutural. Sus ojos se tornaron rojos como la sangre y sus dientes aumentaron de tamaño. El vestido se le rasgó y sus pies delicados se tornaron pezuñas. La bestia miró al chico y con una voz de ultratumba dijo:

-Yo creé ese idioma. Y ahora que vuelvo a pasear por la tierra, mi ira descenderá sobre todos los hombres. El destino os conduce hacia la destrucción y el caos. Me das pena, chico, aunque te ofrezco una oportunidad: únete a mi causa.

El muchacho, aterrado, cayó de bruces.

-¡Jamás!…

-Lástima, hubieras sido un buen esclavo.

Cuando Gabriel volvió a alzar la cabeza, se encontró con que no había nadie. En el lugar donde reposaron las pezuñas, los pies de la mujer, la nieve había desaparecido. También la vida. Sólo quedaba un pedazo de tierra quemada.