XII Edición

Curso 2015 - 2016

Alejandro Quintana

Magia a todas horas

Carmen Quesada, 15 años

                  Colegio Guadalimar (Jaén)    

Cuando vemos a un mago sacar un conejo de su chistera, nos quedamos asombrados, aunque sabemos que se trata de un truco. Los trucos responden a la intriga de todos y cada uno de los números de un ilusionista. Entonces, si la magia es una mentira, una ilusión… ¿qué ocurre con las cosas sorprendentes que nos trae la vida? ¿Acaso forman también una bolsa de trucos?

Una vez, en la pista de patinaje sobre hielo de un centro comercial, un chico que se deslizaba en sentido contrario hizo que mi hermana y yo nos cayéramos. Al levantarme pisé sin querer, con la cuchilla del patín, la mano de mi hermana. En el momento no me di cuenta, porque ella no chilló, pero al volverme hacia ella descubrí una mancha escarlata en el suelo. Y, asustada, comencé a llorar, pues creí que se la había rajado por completo. Gracias a Dios, solo precisó de un par de puntos de sutura. ¡Quién sabe si esa aparente desgracia que terminó en un pequeño susto fue consecuencia de la magia de la vida!

Acerca de la magia, los aficionados a la fantasía enseguida recurren a Harry Potter y otros personajes de famosas novelas, películas y programas de televisión. Ellos dirán algo así como: «Me encanta la magia, pero, para ser honesto, no es real, sino producto de la imaginación». Los más críticos, es obvio que se mostrarán escépticos y aportarán todo tipo de explicaciones para desenmascararla. Los optimistas opinarán que «la magia son los milagros que suceden cuando uno menos los espera».

A fin de cuentas, la magia se esconde en todos los recovecos de la vida. Prospera en nuestra imaginación, por supuesto, y aporta consuelo a la tristeza de nuestros corazones. La magia nos ayuda a dibujar un mundo repleto de sueños. Si aprendemos a verla, la hallaremos cuando estemos trabajando, estudiando, en familia, realizando una buena acción e, incluso, sentados en un sofá escribiendo un artículo acerca de la magia... Pero muchas veces no nos detenemos a buscarla. Tal vez necesitemos un poco de polvo de hadas.