I Edición

Curso 2004 - 2005

Alejandro Quintana

¿Matrimonio o libertonio?

Susana Sánchez Renieblas, 17 años

                  Colegio Montealto, Mirasierra (Madrid)  

     El pasado sábado 18 se llevó a cabo en el centro de Madrid una manifestación a favor de la familia, la institución más antigua de la que goza la sociedad. Fuimos muchos los que, manifestándonos, reivindicamos que no a todo se le puede llamar matrimonio. En ningún momento la concentración de los españoles fue en contra de ningún sector social, ni tampoco a favor de su privación de derechos. Es la defensa del matrimonio, unión de hombre y mujer cuya finalidad es la de procrear y educar a los hijos.

     ¿Por qué quieren hacernos creer que una unión entre dos personas del mismo sexo es igual de natural que el matrimonio de nuestros padres?

Por supuesto que merecen nuestro respeto, y su libertad de expresión y pensamiento, pero de la misma manera también lo pedimos aquellas personas que no entendemos dicha elección.

     Han sido muchas las críticas a las que hemos tenido que hacer oídos sordos antes, durante, y por supuesto, tras la manifestación. Críticas que han ido más allá de la mera información, ridiculizando la opinión de los manifestantes, tachándonos de retrógradas, de antiguos, de cerrados de mente, y un sinfín de insultos que no vale la pena repetir.

     No se pretende atentar en contra de nadie. Hemos escogido la manera que todo Estado democrático tiene para la protesta social: manifestarse, y esa elección no ha sido respetada y mucho menos valorada a la hora de medir la masiva participación popular durante todo el recorrido.

     ¿Qué nos está pasando? ¿Ahora todo vale? ¿Valdrá dentro de poco la poligamia? ¿el incesto?.. Esto no es sólo un empeño de la Iglesia, es algo de la naturaleza, de esa ley natural a la que deberíamos hacer más caso.

     Cuando escucho aquello de: “en una familia, en un matrimonio, con que haya amor lo hay todo, da igual el sexo de la persona a la que se quiere”, siempre pienso lo mismo: ¿Tan clara tienen esta reflexión? Creo que no, y mucho menos cuando entra en juego la adopción de niños. ¿Por qué tienen que adoptar? ¿Por qué no pueden tener hijos si son un matrimonio igual que todos y la finalidad de todo matrimonio es la de procrear? Tan sólo es la unión de dos personas que se aprecian, se quieren y deciden vivir juntos (cosa que llevan haciendo desde hace mucho). No pueden pretender ser como los demás matrimonios, porque es algo inviable y antinatural. Que lo llamen unión, pareja de hecho, arrejuntamiento etc., pero nunca matrimonio. Ofreceremos respeto y ayuda, desde luego, pero de manera recíproca. Espero que el día del orgullo gay no quede tan mal parado como lo fue la fiesta de la familia.