XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

Necesitamos ayuda 

Mónica Montero, 16 años

           Colegio Entreolivos (Sevilla)  

Cuando una persona se encuentra en una situación complicada, es frecuente que tenga sensación de soledad, de agotamiento y de falta de fuerzas. Ante eso, se plantean tres opciones: seguir en la misma situación, luchando solo por un tiempo indefinido, rendirse o pedir ayuda.

Existe una concepción errónea acerca de pedir ayuda, como si uno fuera más débil y cobarde por recurrir a otra persona en busca de lo que por sí mismo no puede conseguir. Pero no creo que sea así; en la vida somos inexpertos en muchas áreas. Por eso necesitamos el apoyo de aquellos que ya han pasado por lo que estamos tratando de superar. Al igual que un niño pequeño precisa de la asistencia de un adulto para caminar o que un cojo requiere del socorro de un andador, a veces se necesita del impulso de otra persona para poder seguir adelante y superar una adversidad.

Parece mucho más fácil ofrecer ayuda que recibirla. Solemos brindar auxilio a aquel que lo necesita, pero cuando es a uno al que le tienden la mano, tenemos tendencia al rechazo. Sí, somos así de tercos: no queremos renunciar a nuestro orgullo ni vernos juzgados por el otro. Preferimos ir de guerreros solitarios, aunque sepamos que el final puede resultar desastroso.

Lo que sería muy útil es que todos asumiéramos que aquel que de verdad se ofrece para ayudarnos, en principio no lo hace con intención de juzgarnos ni por considerarnos débiles. Además, la interacción entre los seres humanos es fuente de riqueza y de comprensión cuando las personas están abiertas a las necesidades e intereses del prójimo.

Todo el mundo tiene problemas: grandes, pequeños, graves o leves. Y aunque nos pueda parecer extraño lo que nos ocurre, es muy probable que otras personas hayan pasado por lo mismo antes que nosotros. Así que es más valiente el que asume su problema y pide ayuda que el que lo intenta solo, una y otra vez, hasta que sus fuerzas se agotan.