X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Tostadas y olvidos

Pilar Zhang Qiu, 16 años

                 Colegio Monaita (Granada)  

José había salido a comprar pan. Bajó las escaleras de su edificio con cierto recelo. Esa mañana se encontraba de mal humor, pero no recordaba el porqué: su memoria ya no era la de antes.

Al abrir el portón se topó con el hijo de la familia del sexto, que le obstaculizaba el camino. Frunció el ceño y dedicó al joven una de sus peores miradas.

-En mis tiempos teníamos un poco más de respeto –protestó.

Cuando llegó al establecimiento recibió el saludo de la panadera:

-Buenos días, don José.

Pero no se dignó siquiera a dirigirle la mirada. Alcanzó con sus hinchadas manos una barra de pan y dejó una moneda de medio euro sobre el mostrador.

De vuelta a su piso, mientras volvía a cruzarse con el joven, que se encontraba con la misma postura en la que le había dejado, intentó recordar qué era aquello que le había inducido a reprocharle su actitud y a no saludar a la panadera.

Metió la llave en el ojo de la cerradura y lo vio: aquello que había descontrolado su carácter eran unas tostadas quemadas.

En el recoveco más profundo de su mente empezaron a vagar recuerdos sobre lo sucedido: tras adquirir el pan, lo había cortado en rebanadas y metido en el tostador. Como su memoria ya le empezaba a fallar, se había olvidado de ellas y para cuando quiso sacarlas y echarles aceite y sal, estaban tan negras como el hollín.

José empezó a reírse; le parecía absurdo que aquella tontería le hubiera hecho comportarse de esa manera.