XVI Edición

Curso 2019 - 2020

Alejandro Quintana

Treinta y seis
años después

Rocío Pérez Hernándiz, 16 años 

                 Colegio Vilavella (Valencia)  

Treinta y seis años después se encontraron Rosario y Marta, en el Corte Inglés de la Avenida de Francia. Marta estaba discutiendo con Liez, su hija de diecisiete años, y Rosario buscaba el puesto de una marca de ropa para comprar unos regalos de úlima hora. Al principio Marta no se dió cuenta de a quién tenía delante (o no quiso darse cuenta; depende del día y la versión), pero cuando descubrió que no había salida, levantó la voz de forma algo patética y saludó a Rosario:

–¡Cuanto tiempo sin verte! ¡Feliz Navidad! 

Liez sintió tanta vergüenza ajena que, después del par de besos de rigor, decidió sacar el móvil sin ningún disimulo y adoptar el papel de AAR (Adolescente adicta a las redes), para ponerse en contacto con con su mejor amiga, Noelia. <<Menos mal que siempre la tengo. Siempre sabe sacarme de momentos como este>>.

Liez levantó la vista de Instagram para despedirse de aquella señora cuyo nombre todavía ignoraba. Fue entonces cuando escuchó a su madre despedirse de la mujer: 

–Adiós Rosario –fueron las palabras que empleó.

La chica apagó el teléfono con las manos temblorosas y, mordiéndose el labio en un penoso intento de no llorar, esbozó una sonrisa y siguió cabizbaja a su madre, abrumada por miles de pensamientos. No quería aceptar que aquella señora era la misma Rosario de la infancia de su madre, de la que tanto le hablaba, la protagonista de una fase de la vida de Marta que la había convertido en la mujer adulta que era, la misma Rosario cuyas ocurrencias eran las únicas que todavía conseguían iluminar los ojos de la madre de Liez. 

Treinta y seis años después, Liez tenía que aceptar que anque la amistad puede durar para siempre, las personas no siempre permanecen. Treinta y seis años después, Liez se ñuso a rezar para que también, algún un día, ella pudiese encontrarse con Noelia en el Corte Inglés de la Avenida de Francia.