IX Edición

Curso 2012 - 2013

Alejandro Quintana

Un robo bajo presión

María Quiles, 14 años

                 Colegio Altozano (Alicante)  

Algunas personas piensan que, a los catorce años, todavía somos pequeños para juzgar el mundo de los mayores. Yo creo que tengo suficiente criterio para valorar muchas cosas, porque no hace falta ir muy lejos, tan solo hay que fijarse en lo que publican los medios de comunicación, por ejemplo sobre la corrupción, que llena los titulares. Políticos, funcionarios, empresarios… Parece que en España todo el mundo roba, pero no es verdad.

Aprendemos de lo que vemos. Si los que tendrían que darnos ejemplo se comportan como bandidos, no nos extrañemos si la gente de menor edad juzga un robo como un mal menor, bajo el presupuesto de que “todos lo hacen”.

Hace poco caminaba con mis amigas por las calles de mi ciudad y entramos en una cafetería. Nos sorprendió un grupo de niños que celebraban un cumpleaños. Unos cuatro chavales rodearon al homenajeado y le obligaron a entrar en un supermercado. Al poco tiempo el chico volvió a la calle, con un paquete de pegatinas que acababa de robar. Repitieron el “juego” varias veces, hasta que el padre del niño se dio cuenta, se levantó de la silla muy enfadado, se acercó a su hijo y le obligó a devolver todo lo que había sustraído y a pedir disculpas al dueño del establecimiento.

¿Qué será de esos niños cuando lleguen a adultos? ¿Qué hubiera pasado si nadie se hubiera dado cuenta de lo que estaban haciendo?

Si de pequeños empezamos a experimentar cosas malas, de mayores… ¿hasta dónde llegaremos? ¿Habrá aún más corrupción en España? No seamos pesimistas; por suerte nos queda tiempo para cambiar.