V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Una carta especial

Núria Martínez Labuiga, 16 años

                 Colegio Vilavella (Valencia)  

Decenas de trenes iban y venían mientras ellos esperaban en el andén. Se habían sentado en un banco, abrazados. No les hacía falta ninguna palabra para expresar lo que sentían. Para ellos, el silencio nunca fue incómodo ni careció de sentido. Una mirada o un gesto podían traer infinidad de significados que solo ellos eran capaces de descifrar. Las palabras de amor se fabricaban en sus pupilas.

Ella se fijó en el letrero parpadeante del tren que acababa de llegar. Hbaía llegado la hora de separarse, como cada tarde. Se pusieron en pie. Sus miradas no desperdiciaron ni un segundo. Un minuto después, Luis soltó su mano y dio media vuelta para subir al vagón. Ella se acercó a la ventanilla, desde donde él la miraba, y le alargó la mano con un sobre.

-Toma -enrojeció-. Te he escrito para que tengas algo que hacer en el tren.

Desconcertado, aferró la carta y, antes de que pudiera decir nada, la locomotora comenzó a desplazarse. Le lanzó un beso desde la ventanilla.

Abrió la carta con el peso de otro adiós, ya que las despedidas estaban unidas a la bella historia que entre los dos habían forjado. Los pasajeros le miraban mientras leía la corta misiva. No pudo evitar reírse pensando en ella.

“Te quiero:

Elena”

Firmaba el papelito.