XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Valió la pena

Juan Benítez, 16 años

                 Colegio Mulhacén (Granada)  

El tórrido aliento del desierto les iba consumiendo.

Los jóvenes tenían la boca seca, los labios agrietados y una multitud de gotas que bailaban surcando sus facciones, hasta que se les caían por la barbilla.

Cada vez que hundían los pies en la arena caliente, les costaba más volverlos a levantar y continuar con la interminable marcha.

Se detuvieron. Ya no sentían las piernas. Lo más desesperanzador era pensar que no podían asegurarse estar yendo a un lugar concreto; vagaban sin rumbo, con el único fin de huir.

Ella se desmayó. Cuando el muchacho recostó su cabeza en las rodillas, se preguntó si merecía la pena tanto sufrimiento. Estaban juntos, sí, pero intuía que por poco tiempo. Además, en aquellas condiciones, obligados a escapar, no habían podido disfrutar de la mutua compañía.

Las cosas podrían haber sido más fáciles, pero se empeñaron en estar juntos. Su amor prohibido no les había traído más que desgracias.

<<¿De verdad es tan caro el sueño de compartir la vida?>>, pensó.

La chica abrió los ojos y el joven se inclinó hasta rozar su cara para fundirse en un beso, primero y único.

Acababa de encontrar la respuesta:

<<Sí, ha valido la pena. Aquel momento en el que comprendía que ella era un regalo de Dios, bien valía por todas las penurias anteriores>>.