XI Edición

Curso 2014 - 2015

Alejandro Quintana

Ventanas encendidas

Elena Castillo, 17 años

                  Colegio Guadalimar (Jaén)  

Lucía se encontraba sentada frente al escritorio de su cuarto, intentando resolver el rebuscado problema de Química. Átomos, protones, neutrones, electrones… Empezaba a cansarse de tanto releer la pregunta y no encontrar la respuesta.

Levantó la cabeza y miró por la ventana que se encontraba junto a su escritorio. Había caído la noche y el edificio de enfrente se encontraba en penumbra, jaspeado por las luces de alguna ventana.

Se quedó unos segundos con la vista perdida, hasta que se percató de una persona que estaba asomada a una de aquellas ventanas. Se encontraba apoyada con los brazos en el alféizar, con un cigarrillo entre sus dedos. Lucía adivinó que era una mujer, de unos cuarenta y pico años. Inhalaba y expulsaba el humo pausadamente. ¿Qué misterios se esconderían detrás de aquel pitillo?

Sus ojos saltaron a otra ventana. Una familia preparaba la mesa para cenar. En el vano contiguo, la madre terminaba un plato en la cocina.

Más allá descubrió a una pareja de ancianos sentados en un sillón. Veían las noticias en el televisor y, de cuando en cuando, comentaban las imágenes.

Lucía, ensimismada ante aquel paisaje urbano, empezó a sentirse pequeña. Era una persona más, un elemento, una partícula, una sustancia hecha de moléculas constituidas por átomos… Una chica que hacía su vida detrás de otra ventana encendida con una bombilla.

Sonriendo, volvió a su problema. Lo leyó de nuevo y empezó a entenderlo.