III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

11.333

Blanca Gaig, 16 años

                 Colegio Canigó (Barcelona)  

    Esta es la historia de alguien que una vez existió. De verdad que existió. Se llamaba 11.333. O, al menos, eso era lo que decía su camiseta.

    Vivía en… Bueno, ¿qué importa eso? El caso es que vivía. Mejor, digamos, sobrevivía, porque una habitación del tamaño de una bañera no creo que sea el mejor lugar para nadie, y menos si tienes que compartir esa bañera con otras cinco personas.

    Siempre pálido y cansado, las arrugas del rostro delataban en el paso del tiempo, al igual que la barba blanca y los ojos caídos. Comida y agua eran palabras vetadas para él. Derecho, respeto, comodidad e intimidad también.

    La vida no le trató con cariño. Seamos más explícitos: la vida no le trató nada bien. Muerte, tristeza y dolor eran sus compañeras almohada. Pero siempre tenía reservada una sonrisa. Raro, sí, pero nunca le faltó.

    Se lo habían quitado todo: casa, familia y amigos. Le habían golpeado por doquier. Le habían maltratado y humillado. Trataron de que se sintiera avergonzado. Pero él continuaba de pie, con la cabeza bien alta.

    11.333 tenía nombre. Claro que tenía nombre. Nombre, casa, familia y amigos. A pesar de todo, no se los pudieron arrancar. Porque los tenía guardados. Aquel era su secreto. Y lo tenía bien guardado.

    ¿Dónde? ¿Aún me lo preguntas? En su corazón.