XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

A mal tiempo, buena cara 

Esther Delgado, 13 años 

Colegio Tierrallana (Huelva)

Hay días en los que me levanto con el pie izquierdo y lo veo todo negro. En esos momentos me pregunto si no hubiera sido más fácil construir un mundo donde el dolor y el sufrimiento no tuvieran cabida, un mundo lleno de colores donde solo reinase la felicidad y el amor, en donde las cosas no fueran tan complicadas.

Hace poco tiempo que conozco a un chico. Se llama Javier y es nuevo en clase, ya que sus padres se han trasladado a mi ciudad por motivos de trabajo. En apenas tres semanas, Javier ha puesto mi mundo del revés. No dejo de pensar en él ni un solo momento.

Esta mañana le he escrito a una de mis amigas, para contarle lo que pasa por mi cabeza. Después de redactar un mensaje de whatsapp íntimo y personal, en el que le revelaba mi secreto, cometí la torpeza de enviárselo a Javier en lugar de a mi amiga, la típica mala jugada que hacen los teléfonos... Me quedé bloqueada durante unos momentos, sin reaccionar. Cuando quise borrarlo, mi destinatario ya lo había leído, como indicaban las dos rayitas azules. 

Si ante semejante desastre me pongo pesimista, el enfado me ciega y siento que el universo está en mi contra. Entonces pienso que lo que empieza siendo malo, termina convirtiéndose en algo peor, mucho peor.

Me miro en el espejo y veo los problemas reflejados en mi rostro, así que decido enfocarlos de otra manera. Pero mi cabeza da vueltas y no consigo encontrar una solución. ¿Qué estará pensando Javier?... Todo se vuelve más oscuro: sé que se ha hecho una imagen muy negativa de mí, lo que me pone muy triste.

Pero decido cambiar de actitud. Empiezo por esbozar una sonrisa y la tensión de mi rostro se relaja al tiempo que una sensación agradable recorre mi cuerpo. Termino por darme cuenta de que huir de un problema no resuelve nada. Si me enfrento a él con valor, incluso este bochorno a cuenta del teléfono móvil me hará más fuerte. 

Así que me armo de valor y le envío un segundo mensaje: 

<<Siento haberte mandado esa nota por error. Espero que no impida que seamos amigos>>, y lo acompaño con el emoticono de una bola amarilla y sonriente.

Me sorprendo al recibir, de inmediato, un guiño por respuesta.

La vida es una gran aventura que hay que vivir en positivo. Para disfrutar de ella y valorarla, tengo que admitir sus momentos difíciles. Ahora sé que cuando los supero, todo brilla con más fuerza.