V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Al final del pasillo
(El pasillo de los recuerdos II)

Beatriz Píriz Rico, 16 años

                  Colegio Puertapalma (Badajoz)  

Con los ojos adormilados todavía y caminando lentamente, entre bostezos, la veo empezar cada nuevo día con fuerzas renovadas y su alegría de siempre, esa que me cautivó.

María se levanta con un vago recuerdo del día anterior, apenas una sombra. Desconoce lo que hizo, con quién estuvo, de qué habló, pero ciertos días no extraña la habitación en la que se despierta. Hoy es uno de ellos.

Es consciente de que acaba de comenzar uno de sus “días con suerte”, como ella misma los llama. Así que, con su mejor sonrisa y llevando de la mano la emoción que la dirige, sale del cuarto y camina por el pasillo, aquel que traté cuidadosamente de vestir con las fotografías de su vida, instantáneas de ella, de los dos juntos. Entonces las observa y sigue adelante, sonriendo. Reconoce esos rostros fijos, cada detalle de las instantáneas. Radiante de felicidad, roza los marcos con cuidado, como si hiciera un guiño a su memoria. Uno a uno. Fotos de nuestro noviazgo, de su hermana, de sus padres...

Yo observo silenciosamente a mi mujer desde el final del pasillo. La miro sin que ella lo sepa mientras mi cabeza se puebla de momentos que pasamos juntos: del día que la conocí, del momento en el que me enamoré de ella y conseguí decírselo, una historia que, a día de hoy, ya casados, aún no ha terminado.

Es capaz de contagiarme su felicidad. Me llena de esperanza para salir adelante, para luchar y para ayudarla, para no rendirme y quitarme de la cabeza la posibilidad de tirar la toalla.

Entonces, cuando se percata de mi presencia, camina lentamente hacia mí, con seguridad, con confianza. La aprieto en mis brazos y, acercándome a su oído y con el corazón latiendo a su máxima velocidad, le susurro:

-Esperanza de mi vida, esperanza de mi vida…