XV Edición

Curso 2018 - 2019    

Alejandro Quintana

Año nuevo, vida
nueva

María Guitián, 17 años

Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría) 

En todo el mundo se festeja el fin de año, aunque cada país tiene sus tradiciones: si en España lo despedimos con las uvas y en Italia con lentejas, en China (aunque no coincida con el 31 de diciembre) son comunes por las calles los largos dragones de papel. Sabemos que en los EEUU es raro que algún norteamericano no tenga la mente en Times Square, en Nueva York. Sea donde sea y se celebre como se celebre, la Tierra entera comparte la esencia de la fiesta: el renacer.

Escribo en diciembre, y desde hace varias semanas escucho entre amigos, compañeros y desconocidos el propósito de aprovechar el comienzo del año para enmendar muchas cosas que no van bien. De ahí el viejo dicho: «Año nuevo, vida nueva». Enmendar errores, recuperar amistades, olvidar malos momentos, agradecer la compañía de todos los seres queridos… La lista de intenciones es infinita. Ahora bien, ¿es necesario esperar al último día para llevarlas a cabo?

Leí un artículo en el periódico que decía que la vida comienza a tener sentido cuando caes en la cuenta de que no nos llega un día más, sino un día menos. Cada despertar nos brinda una oportunidad para recomenzar, para ser mejores personas, para disfrutar, para agradecer… Sin embargo (me incluyo en el pack) solemos pensar que ya tendremos tiempo para cumplir todos esos objetivos. Al fin y al cabo, siempre nos quedará un año nuevo para hacerlos realidad…

Si la vida es una continua sucesión de oportunidades, está en nuestra mano saber aprovecharlas sin esperar al toque de las doce campanadas.