VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

Cómo piensa un adolescente
que debe ser un profesor

Rocío Lacasa, 13 años

                 Colegio Fuenllana (Madrid)  

Hay profesores de todo tipo: algunos saben poner orden, otros son incapaces de mantener una clase en silencio, algunos pierden la paciencia muy fácilmente… La diversidad es enorme.

A primera vista, los jóvenes disfrutamos tomándole el pelo a un profesor que no tiene autoridad o no haciéndole caso; pero, en realidad, acabamos aburriéndonos al ver lo infructuosas que las clases pueden llegar a ser. En parte, por supuesto, es culpa nuestra, de los alumnos, pero, ¿ocurriría lo mismo con un profesor que lograra un silencio completo y prolongado en clase? Seguramente no.

Los jóvenes disfrutamos más de una clase ordenada y seria. Como un profesor muestre señas de debilidad ante un alumno, probablemente no conseguirá dar su lección en condiciones hasta demostrar que los alumnos no pueden con él.

Los profesores que consiguen orden en el aula pueden ser muy variados, al igual que su forma de dar la clase. Así hay algunos que, para mantener silencio, se pasan la hora dictando apuntes sin parar, explicando sólo de vez en cuando algún aspecto confuso. Lo normal será que en esa asignatura no haya muchas ganas de estudiar, pues hay veces que el alumno no sabe ni lo que ha escrito, atareado como estaba copiando a mil por hora las palabras del que enseña.

Lo que realmente haría estudiar y disfrutar de la clase a un alumno, es un profesor que desde el principio haya impuesto respeto, que entienda a los jóvenes y les hable de manera que ellos pongan interés a la vez. Si amenaza con algún castigo, deberá cumplirlo.