VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

Concierto Nº 1

Martín-Andrés González Zamorano, 14 años

                 Colegio El Prado (Madrid)  

El acorde final se extinguía poco a poco. Una lágrima cayó sobre el teclado blanco y negro cuando el público estalló en un aplauso vehemente y estruendoso. El intérprete se quedó quieto sobre la banqueta. Su cabeza cabizbaja le ocultaba el rostro.

Hacía cincuenta años que la había conocido en un barco que viajaba a Inglaterra. Le conquistó su boca, que se mantenía constantemente entre sonrisas, y sus ojos marrones encendidos. Muy pronto entablaron amistad. Por entonces, él no era famoso. Ni siquiera había terminado el grado superior de piano.

Le costó conquistarla. Era un poco tímido pero interpretaba piezas clásicas para ella. Cada vez que visitaba Londres, iba a verla. Pasaron dos años, pero él no se atrevió a confesarle sus sentimientos.

Cada uno terminó su carrera universitaria. Ella, medicina, con notas excelentes. Él, compuso el Concierto Nº 1 para piano y orquesta, y se lo dedicó a ella. Aquel concierto estaba inspirado en su rostro, en su sonrisa… Y con aquella música la conquistó. La noche que lo inaguró, le prometió que en su honor lo tocaría en cada concierto.

Tras dos meses de felicidad, a ella le diagnosticaron un cáncer. En poco tiempo murió.

El compositor se derrumbó. Nunca volvió a sonreír y su rostro se volvió ceniciento. Sin embargo, cumplió su promesa. Finalizó con Concierto Nº. 1 todos sus recitales. Ganó concursos y premios por todo el mundo. Siempre vivió solo.

Cincuenta años después de haberla conocido, mientras el público le aplaudía con frenesí, lloraba. .

Al día siguiente le encontraron muerto. Entre sus dedos sostenía la partitura del Concierto Nº 1. Había tachado el título. En su lugar, escrito a mano, se podía leer: “Concierto para ella”.