V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

Contaminación lumínica

Jon Asier Bárcena, 14 años

                Colegio Vizcaya (Bilbao)  

Veraneo en un pequeño pueblo de la provincia de Salamanca. Por las noches suelo mirar al cielo para observar uno de los más bellos espectáculos: el firmamento estrellado. También me pongo un poco melancólico, ya que sé que al volver a la gran ciudad no podré disfrutarlo por culpa de la contaminación lumínica.

Luchar contra la contaminación lumínica es complicado pero posible. Naturalmente, no se pueden apagar todas las luces porque la belleza de las estrellas no justificaría lo tétricas que se quedarían las calles, lo que podría facilitar que aumentara el número de robos o las peleas. No obstante, es posible reducirla utilizando bombillas fluorescentes o bombillas de luz morada: como la luz de las estrellas es roja, ésta no se mezclarían y se podrían ver claramente. Además estas luces se expanden más que las rojas, alumbrando un área mayor, lo que contribuiría a un menor gasto de energía.

Sé que cambiar el alumbrado de una ciudad es muy complicado y caro. Además, se necesitaría que las familias cambiaran el alumbrado de sus casas. De todas formas, nada es imposible. Estoy seguro de que algún día podremos observar la magnífica gracia de Dios desde las ciudades, tal y como aún se observa en algunos rincones de nuestra geografía.