XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

Cuando nos mandan leer 

Daniel Izquierdo, 16 años

Colegio IALE (Valencia)

La lectura forma parte de la vida de los escolares, desde la primera etapa hasta que acabamos el colegio. Si en los primeros cursos leemos volúmenes ilustrados, repletos de colores y con pocas frases, poco a poco los textos se van transformando en novelas infantiles y juveniles, hasta que llegamos a las obras maestras de la Literatura durante el bachillerato. 

Cada uno de los títulos que han caído en mis manos ha venido acompañado de un propósito formativo. Es decir: nuestros profesores escogen los libros por razones educativas. Sin embargo el deslumbramiento inicial por obras que nos hicieron tan felices cuando apenas sabíamos nada de la vida, pasa a ser la molesta obligación de terminar libros que no llegan a interesarnos, bajo la amenaza de un examen de comprensión lectora. Este método, me temo, hace peligrar nuestra afición.

Desde que tengo uso de razón me han insistido en que debemos leer diariamente o, al menos, un par de veces a la semana. Si lo hacemos por iniciativa propia, convertiremos esta afición en deleite. Si es por imposición, me temo que llegaremos a aborrecerla.

Cuando repaso aquellos volúmenes que de pequeño me forzaron a descifrar, y me vuelven a la memoria los recuerdos de mi desgana por entender lo que ocultaban, me doy cuenta de los misterios tan excepcionales que con ellos resolví. Así, entiendo que el problema no eran los libros si no el deber de leerlos.

Fomentar la lectura en nuestro tiempo es imprescindible, pues los jóvenes pasamos cada vez más tiempo delante de las pantallas. Pero si pudiéramos recibir la oportunidad de escoger los géneros, títulos y autores, estoy convencido de que disfrutaríamos de verdad del esplendor de una buena novela.

Tampoco es necesario que la lectura nos apasione. Basta descubrir que tiene otras ventajas. Por experiencia personal, sé que leer aumenta la capacidad de pensamiento, la imaginación y la comprensión del idioma. Sin darte cuenta, aquilatamos estas ventajas, de modo que se hace más natural el dominio de la ortografía, la calidad en la comunicación y la capacidad de redacción de los exámenes. Además, como la lectura también se puede realizar en otros idiomas, mejorar nuestro nivel gramatical en lenguas extranjeras.

Aunque hay cosas que, a mi parecer, se han hecho mal a la hora de fomentar la lectura, un libro siempre es un buen compañero de viaje.