XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

De generación X a
generación Z 

Raquel Andreu, 16 años 

Colegio Iale (Valencia) 

<<¿Quién es Charli Damelio?>>, nos sorprendió nuestro padre a mi hermano y a mí durante la comida del sábado, mientras charlábamos acerca de Tiktok, que en un año ha conseguido hacerse un hueco entre las redes sociales más utilizadas en el mundo. Su pregunta, aparentemente sencilla, se quedó en mi mente durante el resto del día, pues refleja la brecha entre nosotros (que pertenecemos a la generación Z) y mis padres. 

Ellos pertenecen a la generación X, a la que también se conoce por “todoterreno”, ya que sus miembros, que nacieron en el mundo analógico, han sido los primeros en adaptarse a las nuevas tecnologías, lo que les da una visión amplia de las cosas. Mis padres encuentran la forma de que los aparatos electrónicos de la casa funcionen y están al tanto de las últimas novedades de este sector, pero al mismo tiempo son capaces de prescindir de ellos, algo que está muy por encima de mi voluntad. 

Como parte de la generación Z, no conozco lo que es vivir sin internet, lo que me hace capaz de interactuar con cualquier persona a través de una pantalla a la vez que me da azaro pedirle una servilleta al dependiente del Burger King. Está contradicción no solo la veo en mí; la mayoría de mis compañeros sufren por las cosas más banales en sus relaciones personales de tú a tú, al tiempo que tienen una confianza ciega en las posibilidades de las redes sociales.

Nos hemos creado nuestra propia cultura, una religión pagana que idolatra a personas que nunca conoceremos. Soñamos convertirnos en influencers y youtubers, no en astronautas, actrices, futbolistas o cantantes. De hecho, nos pasamos más tiempo mirando un trozo de metal con microchips que durmiendo, lo que me resulta espeluznante. 

Me pregunto si podremos solucionar los problemas tan graves que produce la tecnología o si se los dejaremos en herencia a las generaciones futuras, que a este paso no van a conocer qué significa relacionarse con personas de carne y hueso, aunque sepan muy bien quién es Charli Damelio.