X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

De regreso al pueblo

Inma Villanueva, 15 años

                 Colegio Pineda (Barcelona)  

Carmen tomó asiento en el autocar. Había dejado su equipaje en el maletero y ahora solo llevaba el bolso, que dejó en su regazo. Iba a enfrentarse a siete horas de trayecto.

En cuanto el autobús arrancó, apoyó la cabeza en la ventana y contempló el paisaje, dándole vueltas a la razón de aquel viaje.

Carmen se crio en un pueblo junto a sus padres y dos hermanos mayores. Vivían en la plaza, rodeados de casitas modestas. Por las mañanas iba a la escuela y por la tarde jugaba en la calle con sus amigas, hasta que oscurecía. En las noches de verano los vecinos se sentaban a la puerta de sus casas y charlaban de cosas sin importancia.

Poco después de que cumpliera once años, cerraron la fábrica en donde trabajaban sus padres, que no encontraron otro empleo en la región. Un día recibieron una carta: alguien les ofrecía trabajo en la ciudad. Tuvieron que mudarse; dejaron su antigua vida para empezar una nueva.

Con los años Carmen se casó y tuvo tres hijos. Y ahora que el pequeño había cumplido cuarenta, había decidido volver a sus raíces y visitar el pueblo.

Carmen estaba dormida cuando el autocar llegó a su destino. Tal vez por ese motivo recogió su equipaje como una autómata y cuando miró a su alrededor, sintió que se le encogía el estómago. Ya no había casitas ni estaba la plazoleta. No había niños jugando en la calle ni vecinos reunidos contándose anécdotas. Todo se había transformado en bloques de cinco y seis pisos, calles repletas de coches y gente que caminaba de un sitio a otro con prisa, como si no tuviera tiempo ni para saludarse. El pueblo se había transformado en otra ciudad.

Carmen se sintió decepcionada, porque el pueblo en donde nació sólo era un recuerdo.