II Edición

Curso 2005 - 2006

Alejandro Quintana

Demasiado tarde

Laura de Miguel, 14 años

                   Colegio Alcazarén (Valladolid)  

    Aquella tarde fui al parque con mi vecino Raúl. Él vivía tres pisos más arriba. Éramos grandes amigos; nos lo contábamos todo.

    Bajamos sobre las seis, nos sentamos en un banco y comenzamos a charlar. Desde hacia algún tiempo, él me decía que le gustaba una chica del barrio, pero, por mucho que le pregunté, no me decía quién era. La tarde pasó rápido y llego la hora de cenar. Subimos a nuestras respectivas casas. Diez minutos después, un mensaje anónimo llego a mi móvil: “¿Como decirte que te quiero sin que nada cambie?”.

    Me quedé toda la noche intrigada. ¿Quién podía ser? Al día siguiente se lo conté a Raúl y lo único que hizo fue reírse. Desde ese momento, todas las noches la misma rutina: a la misma hora mi móvil vibraba y aparecía el mismo mensaje en mi pantalla. Pero de pronto, esa persona dejó de escribir. Tres días después, Raúl me mandó un mensaje que decía así: “¿Como decirte te quiero sin que nada cambie?”

    Nunca pensé que Raúl sería aquel chico que llevaba enamorado de mí desde hacía un año. Me sentí feliz y, a toda prisa, subí a su piso. Su madre me abrió la puerta. Estaba llorando. Raúl acababa de morir en un accidente de moto. Un conductor borracho le llevó por delante. El golpe fue brutal. Aunque Raúl llevaba el casco, murió al instante.

    Había perdido a un gran amigo, pero la pena me pesaba más al pensar que se había enamorado de mí. Por miedo a mi rechazo, no se había atrevido a decírmelo.