III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

Desde dentro

Maria Barrio, 16 años

                  Colegio Alcazarén, (Valladolid)  

    La música comienza a sonar. Las notas y los acordes son lentos, repetitivos y dulces. Todo es melodioso y tranquilizador, como un narcótico empalagoso que le relaja. Sin pretenderlo, se queda dormida.

    Está embarazada de ocho meses. Ha cerrado los ojos en el sofá. Aparentemente, el Canon de Pachelbel es su único acompañante, pero en su interior lleva otra vida que disfruta con la música al igual que ella.

    La melodía es tan evocadora como un poema de amor. Madre e hijo se dejan caer en la espiral de la partitura. El niño goza en el vientre de la madre con la compañía de los acordes. El llanto de los violines y la voz de los oboes le animan a observarse las manos, a abrir los ojos, a estirar su boquita en una de sus primeras sonrisas.

    La intensidad de la melodía aumenta al tiempo que ésta transcurre. Los instrumentos de cuerda parecen coros celestiales, que tan familiares le resultan al feto. Baila sus pies al ritmo de las violas y deja flotar su cuerpo, ya formado, por el líquido del vientre de su madre.

    Suelta una patada y ella se despierta, acariciando su tripa crecida, como si hubiese llegado el colofón de la pieza musical.

    Cuando el Canon anuncia su fin, la sonrisa del niño se contagia a la madre. Saben que cada vez falta menos.