III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

Después de quince años

Lourdes Albarrán, 14 años

                  Colegio Puertapalma (Badajoz)  

       Todos los días me encuentro en el tren a una pareja de novios. Creo que rozan los catorce años. No se dicen nada. Sólo se miran, constantemente, y alguna que otra vez, incluso, se dan un beso furtivo, pero pocas... Hay demasiado público.

       A veces leen el mismo periódico. Otras veces él aguanta la cabeza de ella sobre su pecho mientras viaja en tren. Estará cansada...

       Creo que se quieren. Es más, su amor lo gritan en silencio. En silencio y desde un vagón cualquiera.

       Él se baja antes que ella, dos o tres paradas antes. Siempre la besa en la mejilla y camina hacia la puerta. Nunca se dicen nada. Él la mira desde el andén mientras el tren se despereza de nuevo. Es su ritual de despedida.

       A partir de entonces, ella se queda muy quieta en su asiento, en la misma posición en la que él la ha dejado. Cuando llega su estación, se baja del tren con la mirada perdida en dos o tres estaciones más atrás.

       Cuando yo me bajo del vagón y veo el tren marcharse, me pregunto dónde dejé el don de hablar con la mirada, sólo con la mirada; donde dejé mis catorce años. Los olvidé con su caudal de inocencia. Tal vez se me cayeron en algún tren.