V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

El ángel

Marta Toda, 16 años

                 Colegio La Vall (Barcelona)  

Te escondes en rincón de Europa. Tu gente es desconfiada, pero buena. El comunismo te ha hecho así. Pero ni el frío siberiano consiguió arrancarte la fe.

Tienes a tus ancianos en asilos tristes donde pasan las horas que les quedan. Las habitaciones parecen sucias y la comida podría mejorar notablemente. No reciben visitas porque no les queda familia. Y si les queda, pasan de largo. Sus ojos azules como el cielo miran incansablemente a través de las ventanas que nunca se abren. Observan los pájaros que vuelan libres. A ellos solo les queda una esperanza. Ella. Una mujer alta y hermosa. Le hablan o, simplemente, la miran. Y lloran. Lloran por su estado, por sus recuerdos en los Gulag, por la sombra de la infancia, por el dolor de saberse solos.

Un buen día llega un ángel. Una niña morena que les escucha aunque no comparten idioma. Aquella chica les da calor con la mirada y caricias llenas de cariño. Entonces vuelven a llorar. Pero esta vez ya no sienten dolor.

El ángel les da un beso y ellos se sienten más que felices. El ángel les ayuda a comer, con delicadeza. Les limpia los pies doloridos, les peina y les perfuma. No caben en sí de felicidad porque una joven les ha dedicado su tiempo.

Cuando ella se marcha de regreso a su país, sólo les queda esperar su vuelta. Durante el año la recuerdan: a ella, sus cuidados, sus canciones... Ellos rezan por el ángel y el ángel reza por ellos.