XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

El artista

Clàudia Patllé, 14 años 

            Colegio La Vall (Barcelona)  

Es el artista más grande de todos los tiempos. La gente admira constantemente sus obras. Unos las fotografían para mantener un recuerdo de ellas y otros las pintan, cambiando los matices de los colores con un toque personal, aunque ninguno, por más célebre que sea, consigue alcanzar su nivel.

Yo nunca me pierdo sus exposiciones. Forman parte de mi vida, aunque, si lo pienso bien, forman parte de la vida de todo el mundo.

Cada tarde espero impaciente el momento en el que sus cuadros salen a la luz. Durante un buen rato observo las formas tamizadas por esos colores intensos que me cautivan. Algunas texturas me enternecen, como el aire a veces romántico, a veces melancólico que desprenden sus creaciones, que cada día son distintas.

Me gustan todas sus obras. Desde el banco de mi jardín, donde me siento cada tarde a contemplarlas, como el Principito en su asteroide, aprecio los detalles. La de este frío atardecer de invierno me subyugó tan pronto como empezó a asomarse por el cielo.

Primero recuerdo unos tonos anaranjados, malvas, rosados…, que se mezclaban con leves toques de azul, formando una acuarela imposible de describir con palabras, que con el paso de los minutos se fue desvaneciendo hasta desaparecer en la oscuridad. Pero, de pronto, llegó una sonrisa blanca y refulgente. Asombrada, busqué al Artista, que me guiñó un ojo. Antes de que su rostro se difuminara, me susurró una bonita palabra: «Luna». ¡Como estaba de bonita! ¡Cómo resplandecía, rodeada de miles de pequeñas luciérnagas, que parpadeaban desde la lejanía!