XXI Edición
Curso 2024 - 2025
El Conde de
Montecristo
Miguel Poveda, 16 años
Colegio Tabladilla (Sevilla)
La última adaptación cinematográfica de “El conde de Montecristo”, la novela de Alejandro Dumas, dirigida por Delaporte y por Patillere, es una excelente representación de la época en la que transcurre la narración, con escenarios muy conseguidos y vestimentas acordes al momento histórico. Pero, a pesar de su excelencia fílmica, es infiel al texto desde la primera escena, en la que presenta a Ángela al mismo tiempo que elimina a tres personajes necesarios para el desarrollo del relato: el verdadero capitán de “El Faraón”, el padre del procurador Villefort, el señor Noirtier y del criado del conde, Bertuccio. Puede que la ausencia de los dos primeros no sea tan grave, pero no así la de Bertuccio, pues nos priva de aquellos capítulos que el conde pasa en Italia, de Simbad El Marino y de Luigi Vampa, fuentes de contenido en la novela. Por desgracia, la película trastoca la narración original, que relaciona a Benedetto y Andrés con el procurador Villefort. Los guionistas también han eliminado a Valentina, hija de Villefort, y, por tanto, su amorío con Maximiliano Morrel, tierna relación que Edmundo Dantés, bajo la máscara del conde de Montecristo, ayuda a salvar. A falta de esta trama, crucial para el desenlace del largo folletín, los guionistas decidieron compensar al espectador con el romance de Haydée y Alberto.
Esta adaptación de tan reseñable novela, que fascinó y sigue fascinando a cientos de miles de lectores, anula buena parte de la reflexión moral que Dumas dejó plasmada, pues la omisión de ciertos personajes obliga a la modificación del transcurso de la historia. De hecho, Montecristo termina solo, como un hombre que tras su venganza se marcha victorioso, en contra de lo que relatan las páginas del libro: tras excederse en su venganza, arrepentido, Edmundo Dantés perdona al Barón Danglars y sale en busca de redención. Por eso, tras salvar la bella relación entre Valentina y Maximiliano, toma la decisión de entregarles su fortuna y se marcha con Haydée, quien a pesar del comportamiento de Montecristo, ama con locura al conde, hasta tal punto de declarar que sin él, moriría. Este final –el que se relata en el libro–, nos muestra con mayor claridad el valor del perdón frente a las convenciones sociales.
Después de tomarse la justicia por la mano, Dantes descubre que el arrepentimiento es el primer paso para hallar la felicidad.