VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

El futuro del mundo

Aloma Riera, 15 años

                 La Vall (Barcelona)  

He tenido una pesadilla horrible: he soñado que el mundo se había vuelto loco; que en la Tierra, los hombres se mataban entre ellos, discutiendo sobre quién era el más fuerte o el más rico, enzarzándose en peleas que no llegaban a ninguna parte; que las madres abandonaban a sus hijos y las calles estaban repletas de niños que lloraban, pero nadie los escuchaba, porque nadie quería escucharles; que los políticos educaban a nuestros hijos, que les inculcaban la falta de crítica necesaria para manipularles, después, como ellos quisieran: el arte de la comodidad, la ley del mínimo esfuerzo, del no-pensar, del comprar sin necesidad… Así, los convertían en corderitos mansos que se movían en rebaño cumpliendo sus instrucciones sin tan siquiera pensarlas. Y ¡qué fácil les era entonces dominar el mundo y conseguir que todos hiciésemos precisamente lo que ellos querían! He soñado que los países se conquistaban unos a otros, que la humanidad entera se destruía a sí misma y nadie hacía nada para evitarlo porque todos estaban demasiado ocupados buscando su propia salvación. Y el que no podía alcanzarla por sí mismo, se quedaba atrás, solo, desamparado.

Me he despertado sobresaltado, sudando, temiendo que algún día nuestro mundo terminará así. Pero en la inmensidad de la noche he podido encontrar un rayo de luz, una pizca de esperanza. De repente, ha venido algo a mi cabeza que me ha hecho sonreír, como si ya no tuviera que preocuparme por nada, como si acabara de resolver un acertijo tras horas y horas de especular sobre sus posibles soluciones. ¿Quieres saber cuál ha sido esa pizca de esperanza? Has sido tú. Me he dado cuenta de que está en tus manos y en las de los demás jóvenes, cambiar este mundo; que no hay que temer nada mientras siga habiendo en la Tierra perosnas como tú, jóvenes con ideales, dispuestos a luchar por lo que creen, sin miedo a dar la cara, capaces de lanzarse al peligro y avanzar contracorriente.

En ti está nuestro futuro, el futuro del mundo.