XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

El mejor regalo

Inés María Luna, 14 años 

Colegio Tierrallana (Huelva) 

Me gustaría tener amigos en cada rincón del planeta; encontrar gente de confianza allí por donde paso; querer y sentirme querida al mismo tiempo, más allá de mis intereses, por el mero hecho de amar; compartir experiencias con las personas que, de alguna forma, intervienen y colaboran en mi camino. Pero me resulta insuficiente si esas relaciones consisten en un simple dar y recibir. Aspiro a compartir mi mundo con aquellos que me despiertan afinidad y me ayudan a que aumenten mis ganas de dar lo mejor de mí.

Ampliar el círculo de amigos es uno de los souvenirs que más me gusta llevarme de un viaje. Saber que tienes gente querida en todos los rincones, personas de distinta cultura, religión, gustos y tradiciones. Ellos me ayudan a conocer otras de formas de vivir y pensar, a tener la mente abierta. 

A la hora del recreo, un día, me encontraba inquieta. Tenía un examen importante y decidí no salir al patio para repasarlo. Busqué un lugar tranquilo donde poder concentrarme, así que me dirigí al pasillo donde está mi clase y comencé a caminar. Un cuarto de hora más tarde me crucé con una alumna mayor que yo. Debió de notarme intranquila, pues me preguntó si necesitaba ayuda. Me sorprendió su gesto, pues nunca habíamos cruzado una palabra, así que le confesé el agobio ante la inminente prueba. Entonces Ana (que así se llama) se ofreció a explicarme los conceptos que yo seguía sin comprender. Poco después, ante las preguntas del examen pude demostrar que había aprovechado su colaboración. 

Al día siguiente volví a encontrarme con Ana. Llevaba un taco de hojas de apuntes en sus manos, pues era ella a la que le tocaba examinarse. Le deseé suerte con una sonrisa. Al verme hablar con ella, mis amigas se sorprendieron, ya que la consideraban una chica creída y distante. En efecto, hasta el día antes yo también tuve la impresión de que se daba aires de superioridad, pero había descubierto que solo eran prejuicios míos, lo que me enseñó que las apariencias casi siempre engañan.

Toda persona lleva en su interior el duende que la hace única. Necesitar amigos en los que depositar confianza y saber que siempre van a estar disponibles en los buenos y malos momentos, es uno de los grandes regalos que nos da diariamente la vida.