V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

El mundo apasionante
de lo caballos

Carlota Castro, 14 años

                  Colegio Puertapalma (Badajoz)  

Tengo la suerte de montar a caballo cinco días de la semana. Está claro que la equitación es mi deporte favorito, a pesar de los riesgos, porque te puedes caer e incluso se producen accidentes muy graves. Sin embargo, los caballos son mi pasión.

Recuerdo el día que me regalaron a mi viejo pony como uno de los más felices de mi vida. Además, a medida que lo fui cuidando -como me sucede con el caballo que ahora utilizo-, descubrí que mi cariño por el animal crecía.

Para montar bien a caballo tienes que entenderte con el animal. Es fundamental tratarlo bien, darle cariño, saberle premiar cuando ejecuta correctamente un ejercicio y exigirle sin dudar.

Monto desde los cuatro años. Como he dicho, al cumplir los ocho me compraron al pony. Más adelante, cuando ya tuve conocimientos y fuerzas, un potro. Me he caído muchas veces, una vez incluso mi montura me piso la rodilla y me la rompió. Aunque te puedes hacer daño, la mayoría de las veces la caída solo queda en un susto.

Dicen que el que no se cae, no sabe montar. En parte es cierto, puesto que después de una caída aprenderás a agarrarte mejor.

Ahora he puesto el pony en venta. No quiero que se separe de mí después de tanto tiempo, pero me reconforta pensar en que todo lo que he aprendido, todo lo que le he enseñado, lo podrá disfrutar otro niño. Es cierto que este es el mayor inconveniente de mi afición por la equitación: coges cariño coges a los animales y cuando se marchan de tu lado, te da mucha pena. Sin embargo, el tiempo que has pasado junto ha ellos es inolvidable, así que te sientes correspondida de alguna manera.