V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

El objetivo de la publicidad

Rocío Gil Gutiérrez, 14 años

                 Colegio Fuenllana (Madrid)  

La publicidad invade nuestra vida constantemente. Desde la televisión hasta las películas, videojuegos, carteles, revistas, radio, autobuses, metro... Si nos detenemos a recapacitar un instante, llegamos rápidamente a la conclusión de que estamos rodeados.

Tal vez no seamos conscientes de lo mucho que se estudian y trabajan los anuncios, con el fin de llamar nuestra atención y convencernos de que merece comprar ese producto. Para conseguir ese resultado, se estudia desde el lugar donde se va a realizar el anuncio hasta los colores y el vocabulario que se emplea .

Por ejemplo, colores como el marrón o el negro nos transmiten elegancia. Los colores vivos, nos producen alegría. En el caso de los juguetes, siempre tienen colores vivos para llamar la atención del niño. Por si fuera poco, muchas muñecas van dirigidas a cambiar pautas de comportamiento: que las niñas se vistan y maquillen como adolescentes. Esto afecta al comportamiento de los más pequeños.

En ocasiones, la publicidad usa como cebo a una serie de personas que no son las más comunes. En los anuncios de perfumes, utilizan mujeres que llaman mucho la atención por su vestimenta, su belleza o la manera en la que actúan. Esto produce una imagen de la mujer que nos es real y que muchas intentan replicar comprando dicho perfume.

La publicidad también nos crea necesidades que, en realidad, son innecesarias. Por tanto, debemos ser conscientes de que la publicidad nos afecta aunque no nos demos cuenta. Por eso es necesario formarse un buen criterio. Es decir, aprender a diferenciar entre lo que es necesario y lo que no, para evitar los caprichos y la avaricia. También hay que forjar la personalidad, es decir, no dejarnos llevar por simplezas.