V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

El pasillo de los recuerdos

Beatriz Píriz Rico, 16 años

                  Colegio Puertapalma (Badajoz)  

María se levanta cada mañana con un vago recuerdo del día anterior. Apenas reconoce la habitación donde se encuentra. Nada más despertarse pasea por el cuarto y contempla una foto colocada en su mesilla: una mujer vestida de novia junto a su marido el día de su boda. María se mira en el espejo y su corazón le da un vuelco: se da cuenta de que la mujer fotografiada es ella misma. Extrañada y asustada por no encontrar en su memoria aquel instante, toma el marco con cuidado y observa detenidamente la imagen mientras escucha cómo se le acelera el pulso.

Presta atención al novio. Mira con ternura a la muchacha, devolviéndole la sonrisa. Sin darse cuenta y aún a pesar de su estado de incertidumbre, ella sonríe también y hace girar la alianza en su dedo corazón de la mano derecha.

Tras el paseo por la habitación, recorre la casa. Le siguen llamando la atención las fotos, así que no se fija en otra cosa cuando camina por el pasillo. Fotos de ella, otra vez, acompañada por una joven, casi una calcomanía rejuvenecida, una chica con sus mismas facciones. Quizás se trata de su hermana, pero María no es capaz de reconocerla. En la siguiente se encuentra otra vez con el hombre de la foto de la mesilla. María se siente aturdida. Intuye que él ha sido importante en su vida.

En ese momento se da cuenta. Aquellas fotos son instantes de lo que ella ha vivido, de sitios en los que ha estado, de personas que la rodean. Detalles expuestos en el pasillo como un grito sordo de su propia existencia.

Su mente busca desesperadamente los nombres de todas aquellas personas.

Mientras, vuelve a recorrer el trecho de las fotografías, esta vez hacia atrás. Ahora revisa las fotos en el orden inverso. Se rejuvenece con ellas.

Las contempla y a la vez, las guarda en su memoria a medida que regresa a la habitación en donde se despertó. Ha oído ruidos. Asustada, con las imágenes vivas en su mente, camina hacia su cuarto.

Allí de pie, esperándola sonriente, está el hombre de la foto primera.

Aunque se nota que han pasado los años, María sabe ahora quién es. Pero no es capaz de reaccionar. Se siente nerviosa e intenta, con todas sus fuerzas, encontrar su nombre.

La escena se repite cada mañana. Marcos aguarda pacientemente a que su mujer recobre la memoria ayudada por las fotos colocadas estratégicamente por él.

Espera a que María consiga vencer la amnesia temporal que lleva sufriendo varios años.