V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

El reflejo no reflejado

Juan Carlos Gómez Ortiz, 15 años

                Colegio Mulhacén (Granada)  

Aquella mañana me había levantado más temprano de lo normal. Me di una ducha de agua fría y desayuné. Todo en un tiempo record, ya que antes de coger el autobús quería dar un paseo y fumarme un cigarrillo.

Fue, precisamente, cuando recogía el chaquetón y me apresuraba a salir por la puerta que lo vi. Ante mí se alzaba la figura de un extraño. Estaba en el espejo que teníamos en el vestíbulo. Bastó un instante para descubrir que esa persona no era yo.

¿Qué se podría decir de mi reflejo tres meses atrás? Desde luego, no lo que observaba en esos momentos. Aquella silueta era la de una persona amable, inteligente…, mientras que ahora en el espejo solo me identificaba con dos palabras: maldad y egoísmo.

No entendía como aquel chico ilusionado por superarse y dar afecto a los demás, había dejado entrar a estos dos intrusos en su vida. Todo había cambiado: había sustituido sus planes de pasar una tarde en el cine con sus amigos o de dar un paseo con sus padres, por ir a los parques para beber sin límite.

Abrí mi mochila y ahí, entre mis libros y el tabaco, estaban mis notas. Las saqué y observé cuidadosamente mis malas calificaciones. Fue cuando me di cuenta de que el reflejo del espejo no era mi reflejo.