XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

El sacrificio de Liam

Diana Latorre, 14 años

 Colegio Sierra Blanca (Málaga) 

Ainara se sintió confundida al contemplar el rostro de Liam. Había pasado, en un instante, de la serenidad a un miedo descontrolado. Intentó buscar la razón… y la encontró: un hombre que no había visto en su vida sonreía a Liam. Ainara se sobresaltó porque su mirada era sobrenatural. Tenía los ojos rojos y profundos, como dos pozos sin fondo, repletos de odio e ira.

—¿Quién eres? —le preguntó Liam.

—Me llamo Damnum, pero eso ahora no importa —le dijo con una voz sorprendentemente grave—. Dame la piedra.

Liam negó con la cabeza.

—Esta piedra es demasiado valiosa. Y, además, me pertenece.

—Me pregunto qué haré... —habló con malicia—. Si negociar contigo a cambio de no matar a toda tu gente o si, directamente, te asesino y arranco la joya de tu cadáver.

Liam apretó los puños y Ainara vio cómo una gota de sudor resbalaba por su frente.

—Si te doy la piedra —a Ainara se le escapó una exclamación, pues sabía cuánto la codiciaba Liam—, ¿dejarás en paz a mi pueblo?

—Un trato es un trato —señaló Damnum.

Liam se sacó la piedra del bolsillo, la miró y la acarició, como si estuviera despidiéndose de ella. Suspirando, la lanzó hacia el hombre, que la cogió al vuelo con la mano derecha. Luego se volvió para irse. Ainara suspiró aliviada: había pasado el peligro.

—Un momento —dijo Damnum—. Crees que voy a dejarte vivir, pero amo demasiado a la muerte para hacerlo.

—¡No! —gritó Ainara, pero era demasiado tarde.

Damnum levantó la mano con una daga que tenía atravesada en su palma, y se la clavó a Liam en el corazón. Cuando exhaló su último aliento, el asesino se volvió y desapareció.

Ainara no pudo evitar un torrente de lágrimas. Aquel chico al que amaba estaba muerto.

***

Escuchó una música melancólica y aparecieron los créditos finales de la película en el televisor. Ainara se enjugó los ojos con un pañuelo… ¡Liam no podía morir! Aunque la película se hubiera acabado, ella no pensaba rendirse. Adelantó con el mando hasta el final de los créditos y la imagen de Liam apareció en la pantalla con la daga clavada. Pero, de pronto, su cuerpo se desvaneció y el verdadero Liam apareció por detrás de una roca y, con una sonrisa, dijo:

—Es la hora de recuperar mi piedra.

Entonces la película se acabó en un fundido en negro. Ainara, ansiosa, buscó el trailer de la secuela. ¡No se la podía perder!