III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

Ellas

María Estraviz, 15 años

                 Colegio Montespiño, La Coruña  

    Tras la gran humareda que se alza detrás de los arbustos se pueden observar dos siluetas. Hablan y ríen en susurros mientras dan rápidas caladas a sus cigarros a la vez que vigilan para no ser descubiertas. Tienen problemas, preocupaciones, alegrías y tristezas, amigas y enemigas… Pero en este momento se olvidan de todo para disfrutar de los escasos veinte minutos del recreo.

    ¿Quienes son? Ellas son simples alumnas. Podrían ser cualquier quinceañera española, pues llevan una vida corriente, la misma monotonía. Una monotonía que no será jamás un inconveniente para que su vida tenga sentido, para que esté llena de ideales y proyectos, para que esperen con ilusión la llegada de cada fin de semana, para que planeen con alegría distracciones para las clases. Para que sueñen con cambiar el mundo o para que se emocionen con los pequeños detalles.

    Sin embargo, pasan desapercibidas entre las grandes masas. Ellas no pueden resolver el hambre en África, pero si evitar dejarse llevar por el modelo de excesiva delgadez de nuestra sociedad. No pueden rescatar a todos los niños abandonados por sus padres, pero si ofrecer una sonrisa a una niña marginada por sus compañeras. No pueden evitar la violencia en el mundo, pero sí impedir su entrada en su colegio.

    Ellas saben que los padres son los primeros que deben transmitir valores a sus hijos. Ellos tienen el deber de enseñarles las diferencias entre el bien y el mal, a pesar de que es más cómodo dejar toda la responsabilidad a los colegios. Los profesores también contribuyen a modelarlos, pero necesitan el apoyo de los padres.

    Ellas son conscientes de que los estudiantes no pueden dedicarse a la queja y después mirar hacia otro lado. Cada uno puede evitar que el problema de la violencia llegue a su centro escolar, a su clase.

    Ella saben que si queremos cambiar el mundo, debemos empezar por nosotros mismos. A mí, por lo menos, con su amistad me han ayudado a ser mejor.