X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

En ausencia del genio

Laura Carapeto, 16 años

                 Colegio Senara (Madrid)  

Él era siempre él, no sé por qué. Parecía un lobo hambriento, ansiando sin descanso su presa.

Su aspecto aparentaba lo que realmente no era: las ropas desaliñadas, esa cabellera descuidada y desordenada, esos ojos de niño perdido en el mundo de los gigantes... O, al menos, eso era lo que veían los demás.

Llamaban la atención su forma de actuar, su carácter, sus costumbres, su personalidad, que arrolladora, inteligente, brillante e ingeniosa.

Parece mentira que esa figura estuviera tan marcada por su fachada, de la que huía con su pasión, el foso de músicos de cualquier teatro, en donde dirigía la orquesta. Nunca un atril había alcanzado tanto éxito, tanta importancia.

Las manos eran el puente hacia su mundo. Al palpar su batuta se sentía como siempre quiso ser. Viajaba a un lugar plagado de sueños reales que hacían que se sintiera como un chiquillo.

En lugares ocultos y a cualquier hora, entraba en ese espacio que le hacía abstraerse hasta el punto de absorberle por completo y hacerle perder la noción del tiempo. Al saciarse de su creación, no necesitaba nada más para ser feliz.

-¡Camarero!... ¿Cuánto le debo?

-Pero, señor, si usted no ha pedido nada.

***

29 de marzo de 1827

Un visitante caminaba asustado por las calles, pues escuelas y comercios habían cerrado sin motivo aparente.

A lo lejos divisó una frutería que estaba a punto de echar el cierre. Corrió a toda prisa. Lleno de ansiedad, le preguntó a la tendera:

-¿Podría decirme qué sucede?

-Usted debe ser el único que no lo sabe. ¡Hoy entierran al General de los Músicos! -. Y cabizbaja, añadió:-. Era un hombre tan especial… Ahora me arrepiento de que nunca le devolví un saludo, un buenos días. Me reía de él por su aspecto. Nunca le aprecié como realmente se merecía -. A la mujer se le escapó una lágrima-. Mi Beethoven…