III Edición

Curso 2006 - 2007

Alejandro Quintana

En mi mente

Elena Ballester, 15 años

                Colegio Altaviana (Valencia)  

       No puedo recordar ni un solo día sin ella a mi lado. Desde que nací, Ari ha estado junto a mí. Es mi mejor amiga, pero me duele que tanta gente la rechace. La excluyen y, en ocasiones, actúan como si ella no estuviese. No se dan cuenta de que me siento muy identificada con ella, que su indiferencia me hace sentirme diferente a los demás. Me hacen sentirme confusa. ¿Porque actúan así?

       Mis padres me recomiendan continuamente que no me cierre puertas, lo importante que es para mí cultivar otras amistades. Sé que ellos también ignoran a Ari. Cuando lo hacen, me siento decepcionada, poco comprendida, por más que siempre me termine pareciendo que ellos se frustran más que yo. Algunas veces mi madre llora. Yo no la comprendo. ¿Por qué lo hace?

       Un día mis padres me sentaron frente a ellos en el comedor. No parecían muy alegres. Me empezaron a hablar sobre Ari. Me dijeron cosas que nunca lograré comprender. Intentaban convencerme de que Ari no existe. Cuando me marché enfadada a mi cuarto, allí estaba Ari, sentada sobre mi cama con la misma sonrisa de siempre. Lleva sonrisas en el bolsillo para cuando yo las necesito.

       Aquella noche oí a mi padre llorar por primera vez. Fui a su cuarto para intentar consolarle, pero me rehusó. Yo insistí y el terminó gritándome. <<¡Ari es imaginaria! ¡Estas loca!>>. Yo también me puse a llorar, aunque no entendía lo que me decía. Mi madre entro corriendo en el cuarto, lo abrazó y él consiguió apaciguarse.

       Hace cuatro meses de entonces. Ahora ya no vivo con ellos, sino en una casa distinta, con un montón de amigos. Aquí me siento mejor; todos me comprenden, aunque echo de menos a mamá y papá. Mis compañeros son diferentes, como yo, especiales. Todos vemos a Ari.