XIV Edición

Curso 2017 - 2018

Alejandro Quintana

Estudio Latín

María Gómez, 17 años

                Colegio Senara (Madrid)  

Mucha gente me pregunta por qué estudio Latín, que parece no servir para nada. O por qué quiero aprender Griego, si es una lengua muerta. Es cierto que no voy a conversar con nadie en la lengua de Trajano ni en la de Aristóteles, pero si me expreso en español y en inglés, y deseo hablar mi idioma de la manera más correcta, aprender de dónde viene es la mejor forma posible.

Otra pregunta frecuente que me hacen mis amigos y conocidos es por qué no estudio Economía, ciencia que va a estar presente en mi día a día. No entienden que si estudio Arte, es porque gracias a los conocimientos que voy adquiriendo soy capaz, al ver un edificio, de admirarme ante sus características y el trabajo que ha llevado construirlo; lo mismo con una escultura, o con un cuadro, así como de advertir las diferencias entre distintos movimientos y períodos creativos.

Mucha gente me pregunta por qué me gusta leer libros de Historia, si son tiempos pasados. Que por qué disfruto con la mitología, si todo lo que cuenta es legendario.

Las conclusiones de aquellos que me interrogan son ciertas: podría centrar mi atención en otras cuestiones más útiles, pero si lo hiciera no sabría nada del pasado de las civilizaciones, de mi propio pasado. Los relatos mitológicos serán ficticios, pero esconden mucha verdad. Gracias a la Historia comprendemos mejor el presente y podemos mejorarlo. Nuestras raíces definen cómo somos, lo que nos ayuda a prosperar.

Las grandes preguntas de la humanidad son quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Pues bien, con el Latín, el Griego, el Arte, la Historia y la mitología podemos empezar a responderlas.