XVII Edición

Curso 2020 - 2021

Alejandro Quintana

Gracias 

Ricardo Pineda, 17 años

Colegio Tabladilla (Sevilla)

Supongo que suponemos demasiado. Llegará el día en que la Historia retome su cauce, aunque no queramos verlo. El mundo lleva aquí mucho tiempo y su alma es sabia. De hecho, su alma es la misma Historia. 

Corren tiempos de crisis. Nada que ver con 2008 o aquel lejano 1929 que no conocimos. Esta vez la Historia es distinta, para bien y para mal. En medio de semejante caos lo más fácil es llevarse las manos a la cabeza, perder los papeles, romper a llorar, escupir al aire. Tampoco faltan los "expertos" que sueltan claves para llenarse el bolsillo, claves que son tiros al aire que terminan por caer en la arena. 

Me doy cuenta de que las situaciones crudas, ácidas y desapacibles son puñaladas que nos atestan durante el camino de la vida, y que sus cicatrices son los tomos de la enciclopedia infinita del conocimiento, pues enseña más una tormenta que un mar en calma, que dicen los marineros. 

No he vivido una guerra, ni sé qué son el hambre, una dictadura o un genocidio. Frente al pesimismo inventado por la inexperiencia, sólo puedo decir que, a pesar de mis penurias, al igual que las de cualquier otro, con sus más y sus menos, tengo mucha suerte. Suerte por tener una familia como la que tengo, porque me acompañen ángeles en tierra, más que amigos, que son manos tendidas en medio de la borrasca y sol cuando el cielo se despeja. Suerte por vivir en la ciudad y el país que me vio nacer, más allá de banderas y gobernantes. Suerte por haber conocido, tratado y querido a tantas personas que me dejaron huella. Suerte por disfrutar de la libertad, por aprender a manejarla... Por todo ello, no dejaré de dar gracias hasta el día que mis alas vuelvan a la ventana por la que llegué, un día de verano, hace algo más de diecisiete años.