I Edición

Curso 2004 - 2005

Alejandro Quintana

Juego sucio

Laura Indart, 16 años

               Colegio Miravalles, Pamplona  

     Juego sucio, señores. En cualquier competición, torneo, juego de mesa, deporte, en cualquier juego infantil, en cualquier juego de adultos, está penalizada la mentira o el engaño como medio para ganar. Se deben seguir las normas y yo les he pillado a ustedes haciendo trampas en la partida. Veo que practican el comúnmente llamado “juego sucio”: el ocultamiento o la manipulación descarada de la verdad.

     Ustedes no pueden, o no deben, ya que han demostrado que sí pueden, decir que la unión homosexual es equiparable al matrimonio. Una de las causas está en que el matrimonio es la entrega completa de dos personas por amor, y esto conlleva la unión de sus cuerpos. No hace falta saber mucho de anatomía para advertir que, aunque dos hombres o dos mujeres tengan un fuerte sentimiento de amor, nunca podrán unirse como un hombre y una mujer.

     Además, no se sabe de ningún gobierno que subvencione a la familia por el mero hecho de que los padres tengan relaciones sexuales. Al gobierno lo que le interesa no es que tengan vida sexual, ni siquiera la respaldan porque ellos se quieran muchísimo, sino porque la familia es la base de toda sociedad y asegura la continuidad humana. Porque la familia es la que trae a los hijos, por eso el gobierno la necesita y por eso la ayuda. Sin la familia, ya puede haber avances de cualquier tipo, que no durarán largo tiempo.

     No confundamos. Qué más le da al gobierno cuánto se quiera una pareja, qué más le da al gobierno que dos personas tengan muchas o pocas relaciones sexuales.

     Una unión homosexual, duradera o no, nunca podrá aportar hijos a la sociedad. ¿Qué aporta, entonces? ¿Sus sentimientos? ¿Desde cuando se legislan los sentimientos de la gente? Una pareja homosexual podrá educar niños adoptados, nadie lo duda, pero lo que tampoco dudo es que no va a ser una educación completa. Y no porque no vayan a enseñarle al niño a ser bueno o a ser educado, ya que no pongo en duda la capacidad de educar en otros aspectos, pero…, toda persona debe tener un modelo masculino y uno femenino del que aprender. Si no es así, va a quedar en él un vacío, un hueco, que ninguna otra realidad puede suplir.

     El otro día vi a dos mujeres en un parque jugando con un niño. Se habían encontrado y estaban hablando mientras divertían al pequeño. Pero yo me puse a observarlas imaginando cómo sería la vida de ese niño si esas dos mujeres fueran “sus madres”. Y me di cuenta de la brutalidad de aprobar la adopción por personas homosexuales. Ese niño entendería muy bien a las mujeres porque todos los días tendría a dos de ellas como modelo, acabaría identificándose con su forma de ser. Pero, ¿qué sabría este niño de cómo es un hombre, de su diferencia con las mujeres? Lo mismo en el caso de adopción por gays. Para desarrollarse bien, tiene que entender esta diferencia. Si no, corremos un gran riesgo de que no encuentre su identidad.

     Como ven, no hace falta entrar al campo religioso para rechazar su desinteresada intención de eliminar supuestas discriminaciones. Así como tampoco un hombre se puede empeñar en traer un niño al mundo, pues su cuerpo no está preparado, no podemos insistir en que dos hombres están preparados para unirse sexualmente, como tampoco dos mujeres lo están.

     Entendemos que una de las insignias de la actualidad es el progreso, pero con tanta injustificada permisividad no hacemos más que retroceder en el avance hacia una sociedad sincera con ella misma.

     No importa que yo opine con tanta seguridad sobre el matrimonio cuando no estoy casada. Pues bien, miren si es importante el ejemplo de un padre y una madre, que entre los dos me han enseñado a valorar todo lo que ellos me han dado y siguen dando para contribuir con su amor a forjar personas libres y con unos ideales claros.