X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

La carta

Marina Patricia Piñero, 20 años

                 Colegio Altaviana (Valencia)  

Fuiste el primero en llenarme de flores la habitación. El primero en decirme: <<Hola pequeña. Bienvenida al mundo>>. Contigo aprendí a dar mis primeros pasos y a apreciar los besos y los abrazos, esos que te dejan sin respiración. Recuerdo los veranos en el pueblo enseñándome a montar en bicicleta, la horchata en la terraza y los baños en la piscina. Me enseñaste a valorar todos y cada uno de los momentos que la vida me regala, grandes y pequeños, porque es lo único importante con lo que nos quedamos.

Me encantaba que me contases cómo conociste a la abuela. Ver en tus ojos ese brillo de amor, hacía que recorriera en mí una sana envidia al comprender que el amor puede ser verdadero, eterno y único.

Echo de menos nuestras charlas, tus historias y viajes de juventud. Escucharte ha sido siempre asombroso y fascinante. Me encanta recordar nuestro saludo secreto, nuestras miradas que resumían los pensamientos y con las que nos comunicábamos.

Eres mi héroe, el ejemplo a seguir porque me has enseñado a ser feliz.

Gracias por hacer lo imposible por mí, por dedicarme tu tiempo, por compartir momentos únicos y por animarme a cumplir mis sueños. Gracias por enseñarme a mirar de frente al miedo. Gracias también por enseñarme a sacar a la niña que llevo dentro, a madurar.

Una vez finalizada la lectura, Sofía, entre lágrimas, introdujo de nuevo la carta en el sobre. Tras darle un beso, la dejo encima del ataúd, junto a un narciso, la flor favorita de su abuelo.