V Edición

Curso 2008 - 2009

Alejandro Quintana

La chica del abrigo rojo

Rocío Jodrá Egido, 14 años

                 San Agustín (Madrid)  

Estoy otra vez esperando en la parada del autobús. Llueve con más fuerza y me refugio en la marquesina. Llega otro autobús y una sonrisa ilumina mi cara durante un instante, aunque después se esfuma cuando veo que no se baja ella.

Saco mi mp3 y pongo la misma canción que escuchaba la primera vez que la vi subir al autobús y sentarse frente a mí, justo enfrente, con ese abrigo rojo, rojo como lo estaban sus manos y su nariz por el frío. Sacó su iPod, rojo también, y comenzó a cantar para sus adentros mientras contemplaba el paisaje otoñal desde la ventanilla del autobús. Rememoro cada gesto que vi en su rostro, triste cuando la canción lo requería y esbozando una sonrisa torcida cuando la música le traía recuerdos felices. ¡Habría dado tanto por saber qué pasaba por su cabeza…!

Vuelve el recuerdo de ese abrigo rojo, rojo como todo lo que ella tocaba. Parecía querer prender fuego con una mirada. Todavía no entiendo qué clase de influencia ejerció en mí, pero desde entonces me atrae más el rojo que cualquier otro color y la espero todas las mañanas en la parada del autobús.

Vuelvo a la realidad cuando el autobús se acerca. Esta vez sí, aunque me cuesta reconocerla porque lleva otro abrigo, uno marrón. No importa, sigue siendo la chica del abrigo rojo. Me armo de valor y me decido a hablarla, pero ella sale corriendo en la primera parada y huye de la lluvia. “Mañana” pienso. Siempre “mañana”.