V Edición
Curso 2008 - 2009
La libertad
Iñigo Doñabeitia, 17 años
Colegio Vizcaya (Bilbao)
Hemos crecido oyendo una y mil veces la palabra libertad. Para muchos adolescentes, el único vínculo existente con la libertad consiste en salir un sábado y hacer lo que les venga en gana, sin tener que aguantar después los rapapolvos de sus padres. Para otros, libertad es liberarse de sus responsabilidades y “soltarse la melena”, desatando tanto desenfreno como deseen. Otros vinculan la libertad con la película que vieron en la tele, en la que aparecía un tío con la cara pintada de azul, un espadón en la mano, montado sobre un caballo y gritando a los cuatro vientos la dichosa palabra.
Pero, ¿qué es la libertad? ¿Acaso no es aquello por lo que han luchado todas las generaciones? ¿Y es que entonces se puede resumir en un vácuo despendolarse cuando nos viene en gana?
Los humanos tenemos la pésima costumbre de olvidar el pasado, acomodarnos al presente e ignorar el esfuerzo que ha supuesto a otros construir un mundo mejor. También la libertad es un principio que con el tiempo hemos cambiado.
La sociedad necesita el orden de la Ley, que pone el límite necesario para una buena convivencia. De aquí: “Educar en la responsabilidad para la convivencia en libertad”, que mi colegio, con mucho acierto, utiliza como lema.
Sin embargo, hemos cambiado tantas veces a lo largo de la historia el significado de esta palabra que tanto nos fascina, que atreverse a decir lo que es, darle una definición, se plantea como un gran reto. Antiguamente la consideraban como una concesión. Ahora la llamamos facultad. Y es que, antes, aquellos que detentaban el poder otorgaban y extirpaban a sus inferiores la libertad con la misma displicencia que si de dioses se tratasen. Hoy consideramos que la libertad es una facultad con la que nacemos, vivimos y morimos. Pero le hemos escamoteado a la libertad el hecho de que es una virtud, su auténtico significado.
Voy a atreverme, para terminar, a dar una definición de la libertad: es la virtud que tienen todos aquellos que son capaces de obrar dirigiéndose al bien, respetando todo cuanto tienen a su alrededor y según su conciencia les dicta.