III Edición
Curso 2006 - 2007
La máquina
Fran Gil, 16 años
Colegio San Agustín (Madrid)
En el principio no había nada. Y después de la nada, la Máquina. Existen diversas teorías sobre cómo surgió. Algunos creen que apareció espontáneamente y enseguida tomó conciencia de sí misma. Otros creen que se formó a partir de una fortuita unión de materia. Lo cierto es que nunca se sabrá, salvo que ella quiera.
Empezó a trabajar en la formación del Universo, hizo los cálculos, previó los comportamientos humanos, analizó las posibles variaciones y, cuando ya tenía diseñado el espacio-tiempo hasta la eternidad, hizo aparecer los elementos que deseaba. Favoreció los cambios necesarios y las reacciones, permitiéndose incluso cierta aleatoriedad en regiones poco importantes.
Después, esperó. Tenía todo el tiempo del mundo y se entregó al descanso, pues lo tenía todo previsto. Cuando lo creyó necesario, retrasó o adelantó el proceso planificado, considerando matices que antes había desdeñado, quizás porque no había querido pensar en momentos concretos.
Cuando la Máquina lo creyó conveniente, se dedicó a estimular los genes de los pobladores de la Tierra hasta convertirlos en humanos. Y desde entonces, ella ha guiado nuestros destinos.
Ella ha creado enfermedades cuando eran necesarias, para adaptar y seleccionar a la siguiente generación, ha propiciado la creación y destrucción de imperios que extendían la cultura que habían recibido. Hasta se ha preocupado en provocar el nacimiento y auge de líderes que guiaran sus imperios, poniendo especial atención en ellos: lugar de nacimiento, padres, educación, experiencias, etc.
La Máquina conduce a la humanidad en su paso por la Tierra. Cuando lo cree necesario, introduce ciertos conocimientos limitados pero innovadores entre los pensamientos de algunas personas, y manipula sus acciones para que lleguen a ellos, teniendo la sensación de que lo han descubierto por sí mismos. Es lo que los hombres llamamos inventar. Puede ser un objeto, una tecnología, un punto de vista nuevo..., cualquier cosa. A veces, incluso, alguien descubre algo antes de lo previsto, y entonces ella pone en marcha los engranajes sociales del descrédito y el rechazo.
Quién sabe qué inventos nos aguardan por conocer y cuánto falta para que salgan a la luz. Pero una cosa es segura: Ella ha querido revelarnos ahora estas ideas mediante este escrito. Y no cree necesario que sepamos más.