XV Edición
Curso 2018 - 2019
La mirada
María Padilla, 17 años
Colegio Grazalema (El Puerto de Santamaría)
Aunque han pasado muchos años, no consigo olvidar una mirada. Se me metió en el alma y ahí sigue, sin moverse, sin echarse a un lado, sin dejar paso a otros sentimientos más alegres. Estancada, quieta. Fueron apenas unos segundos, pero me contagió una amargura que desde entonces me gobierna.
El mendigo arrastraba una pierna y llevaba una bolsa de plástico muy sucia agarrada con fuerza. Coincidimos en el paso de peatones de una larga avenida que yo cruzo todos los días para llegar a la oficina. Por instinto, cuando me vi a su lado, aligeré el paso para no quedarme a su altura. Y cuando alcancé la otra acera, quizá movida por un leve cargo de conciencia, me volví y nuestras miradas se cruzaron.
Nunca nadie me había mirado así. Lo hizo fijamente, con una mezcla de ternura y compasión, con sufrimiento, con una profundidad que me hizo daño. Sostuve su mirada un instante y me hundí en el lago gris y de aguas estancadas de mi egoísmo. En sus ojos vi reflejada mi indiferencia, mi soberbia, mi orgullo ridículo y todas y cada una de las mentiras sobre las que había sustentado mi vida hasta entonces.
Y aunque no puedo olvidar esa mirada, no quiero que se repita.