XV Edición

Las estrellas

Daniela Salazar, 16 años

Colegio La Vall (Barcelona) 

Desde hace años, la situación política que sufre Venezuela aparece en los grandes titulares de los medios de comunicación de todo el mundo. Nadie pone en duda que el régimen político que gobierna el país es responsable de la miseria que azota a los venezolanos. El caos reina en todos los rincones, pues el valor del dinero se deprecia constantemente y no hay comida, no hay agua potable, no hay atención médica ni medicinas, no hay luz eléctrica, no hay seguridad en las calles y… no hay libertad.

Tuve la suerte, junto a mi familia, de poder venir a España, en donde puedo pasear por la calle junto a mi padre bajo el cielo nocturno del invierno, cogidos de la mano para darnos calor.

—¿Sabes? —me dijo una noche—. Esto es un privilegio. Me encanta pasear por la noche sin miedo.

En aquel momento yo era pequeña, pero sentí que esas palabras eran muy importantes y las grabé para siempre en mi memoria.

Caminar tranquilamente después de que se pusiera el sol, sin temer por los peligros de la ciudad, era un lujo que en el pasado mi padre no se podía permitir. Su sonrisa transmitía nostalgia.

Hoy valoro cosas que de niña solía dar por sentadas, pues comprendo la dura realidad que tuvieron que afrontar y que parte de mi familia, que continúa viviendo en Venezuela, aún padece en su día a día.

En nuestros paseos nocturnos, mi padre de vez en cuando se detiene y sonríe con melancolía antes de explicarme cosas acerca de nuestro país natal. Entonces me acuerdo de mis primos y mis tíos, de mis abuelos, que viven encerrados en sus casas, protegidos del caos del exterior.

Me entristece pensar en familias separadas como la mía. Llevo siete años sin ver a mis tíos y no pude conocer a mis primas hasta años después de su nacimiento. A pesar de todo, les llegan mensajes de apoyo, lo que les mantiene esperanzados.

Anhelo el momento en el que todos paseemos por la noche sin inseguridad, para disfrutar juntos de las estrellas.