X Edición

Curso 2013 - 2014

Alejandro Quintana

Las falsas maravillas

María Torregrosa, 13 años

                 Colegio Altozano (Alicante)  

Me admiran las personas que han llegado arriba gracias a su esfuerzo. Sin quererlo, se han convertido en un referente para la sociedad. Pienso en el propietario de Zara o en el de Mercadona, por ejemplo, dos grandes empresas españolas. Pero, en realidad, parece que solo nos fijamos y valoramos el dinero que estas personas ganan o dejan de ganar, o su poder, como si las envidiásemos, pues parece que logran abrir a su antojo el despacho del presidente del Gobierno y del mismísimo Rey. Al fin y al cabo, nuestra sociedad cree que sin riqueza ni poder la vida no tendría sentido.

Alguien dijo: “Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Podemos ser tan ignorantes que nos ciegue poseer al instante todo cuanto deseamos, lo que nos empujaría a pedir cada vez más en una rueda interminable de insatisfacción. El interior de alguien así sólo ofrece soledad y la ansiedad de un deseo que jamás termina de saciarse.

Si estas personas se pararan a reflexionar acerca del por el cual no obtienen la máxima satisfacción poseyendo riquezas y bienes materiales, se darían cuenta que la felicidad no se consigue de esta forma, y que no se puede asentar en las cosas sino que surge con el acompañamiento de las personas que te aprecian, te valoran y te quieren, así como con una visión trascendental de la vida.