VI Edición

Curso 2009 - 2010

Alejandro Quintana

Linchamiento

Fernando Vílchez, 16 años

                  Colegio Altocastillo (Jaén)  

-No sabes lo que has hecho...- dijo Pat Healy con una sonrisa maliciosa.

Al otro lado de la reja, sentado en una mecedora, se encontraba el sheriff John Doe leyendo un libro. El oficial hizo caso omiso a la amenaza del delincuente.

-No lo entiendes, ¿verdad? Mis hombres estarán organizándose para asaltar esta cárcel. Y tú estás solo.

John se levantó. Tras haber ejercido de sheriff en numerosas ciudades del Oeste, había decidido retirarse en su ciudad natal, un modesto pueblecito de Kentucky. Nunca había habido muchos problemas allí, por lo que no precisaba de ayudantes.

-¿Vas a dejar que me acabe el libro?

-Estúpido viejo... Vas a durar muy poco -refunfuñó mientras John volvía a sentarse-. Has tenido agallas, hay que reconocerlo.

-Tal vez tenga que ir al salón para detener a cualquier borracho y meterle en la cárcel. Así tendrás alguien a quien contarle tus penas.

-¿Te estás burlando de mí? -Pegó un puñetazo en las rejas.

-Eso es, gasta tus fuerzas golpeando en vez de hablando.

Comenzó a escucharse un murmullo en la calle. John se levantó y, con paso lento pero seguro, salió de la cárcel. Ante él, una multitud iracunda parecía querer entrar en la oficina del sheriff. Portaban todo tipo de armas.

-¿Qué ocurre, Jack?- preguntó al tabernero del pueblo.

-!Ese hombre que tienes encarcelado ha hecho todo tipo de fechorías! Venimos a lincharlo.

-¡A por él! -apoyó el resto

-No puedo dejaros pasar -respondió John tras unos segundos de tenso silencio

-Vamos. Dirás al juez que te obligamos a abrirnos la puerta y fin de la historia.

-No. Pat Healy será juzgado, no linchado.

-No nos obligues...

-¿A qué? ¿A matarme?... -John Doe sonrió.

-Eso es.

La multitud avanzó rápidamente hacia el sheriff, pero este desenfundó. La gente frenó su paso.

-Jack, Mike, Charles, Duke, Alan y Brad...

-¿Qué dices?

-Si dais un solo paso más, meteré una bala en vuestras cabezas. Puede ser que me matéis y que linchéis a Pat Healy, pero antes de eso me llevaré a vosotros seis al infierno. Vuestras familias no os verán más y vuestras vidas no seguirán adelante. ¿Queréis eso?

-Pero...

-Vamos, Jack. Vosotros no sois así. Este hombre será juzgado, os lo prometo. No os convirtáis en su verdugo o seréis tan ruines como él.

Tras unos segundos de indecisión, los habitantes del pueblo volvieron a sus respectivas casas mientras el viejo sheriff John Doe se sentaba, para acabar de leer su libro, ante la mirada estupefacta del criminal Pat Healy.